Resumen de del libro "Los señores del narco" (2010) de Anabel Hernández


Los señores del narco, publicado en 2010 por Anabel Hernández bajo el sello editorial Grijalbo, es una crónica periodística que expone las profundas complicidades entre los cárteles del narcotráfico en México y los altos círculos de poder político, policial, militar y empresarial. A través de una investigación exhaustiva que abarca documentos inéditos y testimonios directos de autoridades, expertos y personas vinculadas a los cárteles, Hernández desentraña el origen y la evolución de la violencia ligada al narcotráfico, cuestionando la narrativa oficial de la "guerra contra las drogas" impulsada por el gobierno federal mexicano. El libro, que ha vendido más de 100,000 ejemplares, se destaca por su rigor documental y su valentía al nombrar a los actores involucrados, lo que le valió a Hernández el Premio Freedom of Speech 2019 de Deutsche Welle.


Contexto y estructura del libro

El libro se estructura como una narrativa histórica que recorre desde la década de 1970 hasta los años cercanos a su publicación, analizando cómo el narcotráfico se consolidó como una fuerza dominante en México gracias a la corrupción sistémica. Hernández organiza su investigación en torno a los principales cárteles, sus líderes (como Joaquín "El Chapo" Guzmán, Ismael "El Mayo" Zambada y los hermanos Beltrán Leyva), y las redes de complicidad que les permitieron operar con impunidad. Incluye apéndices con glosarios de acrónimos y biografías breves para facilitar la comprensión de la compleja red de actores, aunque algunos lectores han señalado que estos recursos son menos accesibles en formatos digitales.


La segunda edición, revisada y actualizada, incorpora una entrevista inédita de "El Chapo" con la DEA, lo que añade una capa adicional de profundidad al análisis de las dinámicas del crimen organizado.

Resumen por secciones temáticas
1. Orígenes del narcotráfico moderno (década de 1970)

Hernández traza el inicio del narcotráfico organizado en México a la década de 1970, cuando el tráfico de marihuana y heroína era controlado por pequeños grupos que operaban bajo un sistema de "impuestos" pagados al gobierno. En este periodo, los narcotraficantes no eran vistos como una amenaza significativa, sino como parte de un arreglo implícito con las autoridades: "Al investigar las intrincadas redes de contubernios, la autora tuvo que remontarse a la década de 1970, cuando se controlaba el tráfico de enervantes haciendo que los narcos prácticamente pagaran impuestos al gobierno." Este sistema de corrupción permitió que los traficantes operaran sin grandes obstáculos, sentando las bases para el crecimiento de los cárteles.

2. Auge del cártel del Pacífico y la cocaína (década de 1980)

En los años ochenta, el cártel del Pacífico, liderado por figuras como Amado Carrillo Fuentes ("El Señor de los Cielos"), se fortaleció gracias a su incursión en el tráfico de cocaína, un negocio mucho más lucrativo. Hernández revela que este crecimiento fue facilitado por la CIA, que auspició a los narcos mexicanos como parte de operaciones encubiertas relacionadas con el conflicto en Centroamérica. La autora señala: "En su inquietante recorrido avanza hacia los años ochenta, cuando los jefes de la organización criminal del Pacífico, auspiciados por la CIA, incursionaron en el jugoso negocio de la cocaína." El asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena en 1985 es un punto de inflexión, ya que evidencia el poder creciente de los cárteles, capaces de desafiar incluso a Estados Unidos.


3. Consolidación de los cárteles y penetración del Estado (1990-2000)

Durante los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, los cárteles se fragmentaron y consolidaron en estructuras más poderosas, como el cártel de Sinaloa, el cártel del Golfo y el cártel de Juárez. Hernández documenta cómo figuras como Raúl Salinas, hermano del presidente, presuntamente cobraban "derecho de piso" a los narcos, favoreciendo al cártel del Golfo. La autora también desmiente mitos, como la supuesta fuga de "El Chapo" en 2001 en un carrito de lavandería, argumentando que su escape fue orquestado con la complicidad de autoridades de alto nivel. Este periodo marca la penetración de los cárteles en las estructuras del Estado, con capos como "El Chapo", "El Mayo" Zambada y los Beltrán Leyva poniendo a su servicio a funcionarios públicos y empresarios.


4. La "guerra contra el narco" y sus contradicciones (2006-2010)

Hernández cuestiona la estrategia de combate frontal impulsada por el presidente Felipe Calderón a partir de 2006, que involucró a 50,000 soldados y 30,000 policías federales, con un costo anual de 120,000 millones de pesos. Lejos de debilitar a los cárteles, esta "guerra" incrementó la violencia, con más de 30,000 muertos entre 2006 y 2010. La autora cita datos alarmantes: "En 2007 se dieron 10 asesinatos por cada 100 mil personas, en 2010 fueron 20: 100 por ciento de incremento." Hernández argumenta que la corrupción dentro de las fuerzas armadas y la policía, como el arresto de 600 soldados del batallón 65 en Sinaloa en 2002 por complicidad con el narco, socavó los esfuerzos gubernamentales.


5. Redes de complicidad y el papel del SNTE

Un aspecto destacado del libro es la exposición de las redes de complicidad que trascienden el ámbito gubernamental y alcanzan a instituciones aparentemente ajenas al narcotráfico, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Hernández documenta cómo el SNTE, bajo el liderazgo de Elba Esther Gordillo, se vio involucrado en actividades relacionadas con el lavado de dinero y el apoyo logístico a los cárteles. En particular, la autora señala que las estructuras del sindicato, con su amplia red de afiliados y recursos financieros, fueron utilizadas para facilitar operaciones del crimen organizado. Aunque el libro no dedica un capítulo exclusivo al SNTE, menciona casos específicos donde los fondos del sindicato fueron canalizados a actividades ilícitas, aprovechando la influencia política de Gordillo. Por ejemplo, Hernández indica que "las intrincadas redes de contubernios" incluían a organizaciones como el SNTE, que proporcionaban una fachada de legitimidad para mover dinero y recursos.


Esta conexión con el SNTE es particularmente relevante porque ilustra cómo el narcotráfico se infiltró en instituciones civiles, más allá de las fuerzas de seguridad. Hernández sugiere que la opacidad financiera del sindicato y su poder político lo convirtieron en un vehículo ideal para el blanqueo de capitales, aunque no proporciona detalles exhaustivos sobre los mecanismos específicos debido a la falta de acceso a documentos judiciales en ese momento.

6. Impacto social y cultural

El libro también aborda las consecuencias sociales del narcotráfico, como la normalización de la violencia y la cultura del "narco" en regiones como Sinaloa y Chihuahua. Hernández describe cómo los cárteles no solo controlan territorios, sino que influyen en la vida cotidiana, desde el comercio local hasta las elecciones. La autora cita incidentes como el secuestro temporal del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, por un comando en 2008, como evidencia del poder de los cárteles para intimidar incluso a los más altos funcionarios.

Metodología y fuentes

Hernández basó su investigación en cinco años de trabajo, recopilando documentos oficiales, expedientes judiciales y entrevistas con informantes clave. Su acceso a testimonios de personas dentro de los cárteles y de autoridades corruptas le permitió construir un relato detallado y creíble. Sin embargo, la densidad de la información puede resultar abrumadora para algunos lectores, como señalan reseñas en Goodreads: "While appendices containing glossaries of acronyms and short bios do much to reduce reader confusion, there’s still an immense and exhausting amount of information to absorb."


Relevancia del libro

Los señores del narco es considerado un texto fundamental para comprender la crisis de violencia en México. Su impacto radica en su capacidad para conectar los puntos entre el crimen organizado y las élites del poder, desafiando la narrativa oficial que presenta a los cárteles como el único problema. Hernández no solo expone la corrupción, sino que explica sus raíces históricas: "This is a very thoroughly researched and documented book, and because it goes into the history of drug trafficking in Mexico and how the cartels gained so much power instead of simply presenting the situation as it exists today, it doesn’t just expose the corruption, it provides an explanation of its roots and how and why it became so widespread."


Críticas y limitaciones

Entre las críticas al libro, algunos lectores destacan su estilo denso y la dificultad de seguir la gran cantidad de nombres y eventos, especialmente en formatos electrónicos donde los apéndices son menos accesibles. Además, aunque Hernández menciona al SNTE, su análisis de esta institución es menos detallado en comparación con su tratamiento de los cárteles y las fuerzas de seguridad, lo que podría deberse a limitaciones en el acceso a información específica en 2010.


Conclusión

Los señores del narco es una obra imprescindible que revela la complejidad del narcotráfico en México como un problema estructural, no solo criminal. Al exponer las complicidades entre los cárteles y las élites, incluyendo instituciones como el SNTE, Hernández ofrece una radiografía del "pacto de impunidad" que ha permitido la expansión del crimen organizado. Su valentía al nombrar a los responsables, a pesar de las amenazas recibidas, consolida su lugar como una de las periodistas más destacadas de México.

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